Como todos los martes, a las nueve en punto de la noche, acudí a la playa. Esta vez, el software de ocio programado, me había asignado la hamaca nº 978-84-8383-029-1 y la franja horaria de “atardecer Vodafone”. Seleccioné la opción musical en mi archivo epitelial y me puse las gafas polarizadas, comenzando a tomar un baño magnético bajo la luz rojiza de Zaragoza.
Aquel año nos dimos cuenta de que el mundo se había quedado pequeño. La sociedad había cambiado, sin embargo la ciudad parecía haberse fosilizado. Las viejas estructuras del siglo XX no lograban dar el suficiente soporte al futuro, ese lugar donde pasaríamos el resto de nuestras vidas.
http://madeinzaragoza.es/lab2034-economia-urbana-en-la-zaragoza-de-2034/