Se ha actuado sobre una pequeña parcela, de forma trapezoidal en una esquina de una manzana, en la que confluyen dos calles hacia una glorieta. El solar estaba siendo utilizado como aparcamiento, suponiendo un punto de desorden en esta confluencia urbana. Se planteó una plaza pública, ordenada mediante una pérgola que potenciaba la dirección de una de las calles, con una pendiente creciente hacia el espacio de la glorieta. Toda la plaza está modulada con unas bandas regulares que ordenan todo lo que allí sucede. Fue una ocasión, frente al huerto adyacente existente, para trabajar con la artificialidad. Se dispusieron de una serie de farolas como flores metálicas luminosas que emergían de una base cuadrada de la plaza. Estas bases, son recreadas bajo la pérgola, emergiendo como bancos de césped artificial. La pérgola constituye un elemento etéreo ya que está formada por una serie de alambres tensados que sostienen unas chapas rectangulares de aluminio, que se funden con el cielo en los días nublados y que provocan acentuadas sombras cambiantes en los días soleados.
#estonoesunsolar